Indudablemente
la situación de la prensa no se hubiera visto afectada si el ámbito político
del país no hubiese tenido cambios importantes. Durante el gobierno de
Betancourt existieron varios alzamientos militares, todos fallidos, y un
movimiento insurreccional de fuerzas de izquierda, que influidas por la
Revolución Cubana entendieron llegado el momento para intentar una revolución
parecida. Durante años se mantuvieron grupos guerrilleros en las ciudades y en
el campo con el propósito de derrocar al mandatario. Como respuesta, el
gobierno ilegalizó partidos políticos y ejecutó represión en la prensa portavoz
de esas fuerzas, o en aquella que coincidiera en la oposición. En momentos, lo que
se ha denominado “gran prensa” que en su mayoría estuvo al lado de esa política
oficial de defensa del sistema democrático también estuvo afectada.
Pero
antes de que se desarrollaran estas acciones antigubernamentales, el diario La Razón, que dirigía Marco Aurelio
Rodríguez, propiedad de Alfredo Abilahoud, y que circulaba desde el 8 de enero
de 1959, fue presionado por su línea editorial oposicionista. Las cuales se
denunciaron en un editorial “Le molesta al gobierno que exista en Venezuela un
periódico independiente que informa lo que cree verdad”. Rodríguez y Abilahoud
fueron detenidos y expulsados. El diario pasó a manos de partido URD, dirigido
por José Vicente Rangel y a los pocos meses cerró. Sin haber ningún tipo de
reclamo ni de parte de la AVP ni del Bloque de Prensa.
Represión a la Prensa Popular
Existió
represión de la que fue objeto lo que para la época se conocía como prensa
popular de izquierda, de donde se puede obtener los siguientes hechos:
11 de Julio 1960: decomisada
la edición de Izquierda.
Octubre 1960: asalto a
los talleres de El Independiente,
donde se imprimían el diario Tribuna
Popular y otros periódicos.
28 de Noviembre 1960:
suspensión indefinida de Tribuna Popular,
Izquierda y otros semanarios.
17 y 28 de Noviembre 1961: suspensiones
del diario Clarín.
14 de Diciembre 1961:
suspendido el nuevo diario La Hora.
22 de Enero 1962:
suspendidos Clarín y La Hora.
Marzo 1962: circula
sólo durante 3 días el nuevo diario Crítica.
5 de Mayo 1962:
asaltados talleres y redacciones de Clarín
y La Hora.
7 de Mayo 1962:
clausurado definitivamente Tribuna
Popular.
25 de Mayo 1962:
suspendido Clarín por 15 días.
5 de Julio 1962: se
realiza un decreto por parte del Ministerio de Relaciones Interiores: “Se
ordena que todas las publicaciones del país, sea cual fuere su naturaleza, se
abstengan de dar informaciones relacionadas con el orden público… sin consultar
previamente con los funcionarios designados al efecto por este Despacho, o por
las respectivas gobernaciones de estado, según el caso.”
1963:
suspendidos temporalmente, en momentos distintos, los diarios El Imparcial, de Maracay; El Tiempo, de Valera, y El Día, de Acarigua.
Septiembre 1963: acoso
permanente a Clarín, y clausurado el
diario El Venezolano.
Adyacente
a estos hechos, se instauró un régimen de censura que se aplicó en los extensos
períodos de suspensión de las garantías constitucionales. En la oportunidad de
su presentación (junio 1962) a la Comisión de Política Interior de la Cámara de
Diputados, que presidía José Vicente Rangel, el jefe de Redacción de El Nacional, Jose Moradell, declaró:
“Existe una situación de censura. El régimen de censura no excluye el material
publicitario, el material de propaganda, abarca por igual ese tipo de material
y el material de redacción. Por consiguiente, ese régimen de censura causa
también, perjuicios en el ejercicio financiero de periódico.”
El
informe indica:
“A
una pregunta sobre la presencia de censores oficiales en el periódico, Lamache
(jefe de información de El Nacional
en 1962) expresa que todas las noches se presentan dos personas autorizadas por
el Ministerio del Interior a las oficinas de redacción para revisar el
material.”
A
su vez la Cámara de Diputados aprobó el 6 de julio:
“Declaras
que la libertad de prensa en Venezuela atraviesa en los actuales momentos por
una de sus más graves y difíciles etapas, debido a la supresión sistemática de
diversos órganos periodísticos y a la persecución de profesionales de la
prensa, así como al régimen de censura vigente”. Y condenó esas prácticas del
Ejecutivo Nacional.
Pocos
diarios no publicaron esa noticia, y el Bloque de Prensa no emitió ninguna
declaración. Se presume que especularon que hacerlo podría debilitar al
gobierno que defendía todo el sistema y a la vez resistía el alzamiento de
izquierda.
Eventualmente,
el Presidente Betancourt se le vinculo reuniones con directores y editores para
informarles sobre la situación política y económica, y pedirles cooperación.
Jesús
Sanoja Hernández, en entrevista donde hace un repaso del periodismo venezolano,
publicada en la revista Respuesta N°
55-56, 1980, dice: “Pero la década del sesenta redefine los campos de la polémica
e ideología, y yo no podría decir, sin contrariar mi voluntad histórica, que la
Cadena Capriles (…) haya contribuido a la democracia representativa, no
obstante aparecer como una de sus fórmulas de expresión. Porque su campaña fue
netamente antidemocrática durante algunos años, y no por ser anticomunistas
sino por haber exaltado los contravalores más negativos que se manejaban en la
sociedad venezolana y que constituyen, digamos, una rotunda negación de los
principios éticos periodísticos”.
En este primer gobierno electo en la nueva
etapa democrática, surgieron por lo menos 19 diarios, la mayoría con disposición
política opositora: La Razón, Clarín, La Hora, El Venezolano, La Extra, La Tarde, y uno progubernamental, La Nación. Reflejo de la lucha política e ideológica de esos años,
lucha que también se expresaba en semanarios y revistas, de los cuales los de
mayor circulación fueron Tribuna Popular
e Izquierda. Pero sólo perduraron
otros dos diarios, ambos del interior, fundados en 1962; El Imparcial en Maracay y El
Anaquense, en Anzoátegui, y por menos tiempo, el oficioso La República.
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